En su carta ‘Los peligros de la custodia compartida impuesta’, Francisca Daniels afirma que dicho régimen de separación perjudica a las madres y a los niños. Se nota que es usted la abuela materna. Me pregunto si se ha parado a pensar en los miles de padres que (de forma impuesta) se ven separados de sus hijos. Esos padres que también aman, que también sienten la necesidad de prodigar cuidados a sus hijos y que, sobre todo, tienen el mismo derecho que las madres a disfrutar de su paternidad. Me pregunto si conoce los casos de niños tristes y confundidos porque casi no ven a sus padres. Me pregunto si sabe cuántos padres sufren en silencio el maltrato psicológico (y económico) al que sus exmujeres les someten, envenenando en muchos casos al menor contra ellos. Incluso hace usted uso de una de las justificaciones típicas: él no siempre puede estar con el niño, pues que lo cuide la madre. Como si las madres tuvieran todo el tiempo del mundo. Como si las madres tuvieran derecho a decidir qué tiempo libre tiene su exmarido y cómo debe disponer de él. Como si los abuelos paternos no tuvieran derecho a ayudar a cuidar a sus nietos. Como si solo existieran las madres y las familias de éstas.

El otorgamiento de la custodia a uno de los dos progenitores es precisamente lo que causa que uno de los dos tenga poder sobre el otro y empiecen los problemas y los odios, cuyas consecuencias dañan a los hijos, hasta el punto de enviarlos al psiquiatra (eso que teme la señora Daniels) o, en terribles casos puntuales, a la tumba.

Está claro que no existe una solución perfecta para los padres separados con hijos, pues todas las posibilidades conllevan incomodidades, insatisfacciones y roces continuos para todos. Y ciertamente no todos los casos son iguales, y en este mundo hay tanto padres como madres censurables, pero se supone que la gran mayoría ama a sus hijos por igual y debe tener los mismos derechos. Del mismo modo, debe respetarse el derecho del menor a disfrutar de sus progenitores con igualdad. Afirmar, como usted lo hace, que la ley de la custodia compartida es un reflejo de que vivimos en una sociedad machista, resulta ofensivo, por no decir casi cómico. Pienso en los centenares de hombres que no ven a sus hijos y cuyas entrañas se habrán removido al leer su carta. Lo que es injusto es negar el disfrute de la paternidad al hombre por defecto, como se venía haciendo hasta ahora. Solo en casos concretos en que haya incompatibilidad total de horarios o ciertamente uno de los dos progenitores sea nocivo para el menor, debería recurrirse a la custodia unilateral.

En definitiva, no es justo hablar del caso de uno mismo y extrapolarlo al resto. Puede que usted tenga un yerno reprobable e indigno de ver a su hijo, pero no puede por ello desear que se les arrebaten sus derechos al resto de padres del país, como si por el mero hecho de ser hombres fueran potencialmente dañinos. Y esto lo dice una mujer y madre.

Fuente: elperiodico.com

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