«Llega un momento en que te están acosando tanto que tiene capacidad de crearte problemas muy serios. Un ejemplo: ha estropeado muchos matrimonios. Empieza poco a poco, con mensajes como “tu marido te es infiel”, luego “voy a por tus hijos” y va creciendo, de forma gradual». Con fotos, llamadas y hasta abordajes en plena calle. Virginia, inspectora jefa del grupo II de redes sociales de la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional pone palabras a una voz anglosajona que está haciendo estragos entre muchos internautas obsesivos, y por ende, «vuelve locos» a los agentes que velan por su protección: el «stalking». Se trata de una modalidad de acoso por la Red y aplicaciones móviles que describe un «acecho» incesante a otra persona y que le causa enormes quebraderos de cabeza, cuando menos.

Cuando esta persecución, detrás de la que suele esconderse una persona con un cuadro psicológico conocido como «síndrome del acoso apremiante», se torna perpetua, entonces la persona acosada suele denunciar ante la Policía. No antes, relata la agente uniformada, lo cual, en el caso de muchos rostros conocidos que conciben que les «va en el cargo», hace que el delito se prolongue durante meses. «Suele dilatarse en el tiempo. Muchas personas aguantan de dos a cuatro años», relata la inspectora a ABC.

Daño a la reputación

La persona que promueve el «stalking» persigue de forma incesante y enfermiza a la víctima: la espía, la sigue por la calle, la llama por teléfono constantemente, le envía comentarios en sus redes, le hace entrega de regalos, le manda cartas y sms, escribe su nombre en lugares públicos y, en casos extremos, llega a amenazarla y a cometer actos violentos contra ella. «Humillaciones y vejaciones son el pan de cada día» en el departamento de la inspectora, que alerta de otra secuela. Como se puede deducir, a algunas personas tener este perseguidor anónimo les acarrea un grave perjuicio a su reputación.

«Se dio el caso reciente en Miranda de Ebro de una joven que tenía un oficio promovido a través de una página web, en cuyo portal el acosador le dejaba mensajes soeces, del tipo “tu madre sabe que te lo montas en el baño con desconocidos”. Al principio no hizo caso, pero después la chavala estaba hundida y la gravedad de los insultos la abocaron a denunciar». En pueblos donde todo el mundo se conoce, los mensajes calan todavía más y causan más dolor. La inspectora apunta que el acosador suele pertenecer al entorno de la víctima.

«¿8.000 cascos a mi nombre?»

Despecho, mala relación personal o laboral… En casos más opacos no están claros los motivos del conflicto. «Llaman desde número oculto, amenazan con palizas, se envalentonan… Se dan casos de gente que se obesiona con otra, o que incluso hacen compras a su nombre (robándoles datos como la dirección) para ocasionarles muchos problemas», añade. Y recuerda la ofuscación de una persona a la que le llegaron 8.000 cascos de moto que no había comprado.

En EE.UU., el «stalking» ha registrado un altísimo repunte, con lo que se ha decidido denunciarlo en los medios de comunicación, que publicitan todos los procesos y sentencias por este tipo de hostigamiento. En España, recuerda la inspectora, con la última reforma del Código Penal se ha tipificado dentro de la categoría de «ciberacoso». La venganza y las ganas de hacer daño siempre inspiran esta modalidad de acoso. La agente alerta de que «en nuestro país está muy en boga, sobre todo entre los jóvenes, que con menor madurez, se vienen abajo. Ha causado ya varios suicidios».

Fuente: abc.es

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